martes, 29 de marzo de 2011

PRINCIPIOS GENERALES DE GESTIÓN DE RIESGOS EN RELACIÓN CON LA INOCUIDAD DE LOS ALIMENTOS

Principio 1: La gestión de riesgos debe adoptar un enfoque estructural.
Los elementos de un enfoque estructural para la gestión de riesgos son los siguientes: evaluación de riesgos, evaluación de opciones de gestión de riesgos, aplicación de la decisión sobre gestión, y seguimiento y examen. En determinadas circunstancias las actividades de gestión de riesgos no incluirán todos estos elementos (por ej., establecimiento de normas del Codex, con medidas de control aplicadas por los gobiernos nacionales).
Principio 2: La protección de la salud humana debe ser la consideración primordial en las decisiones sobre gestión de riesgos.
Las decisiones relativas a los niveles de riesgo aceptables deben estar determinadas principalmente por consideraciones relacionadas con la salud humana; además deberán evitarse diferencias arbitrarias o injustificadas en los niveles de riesgo. En determinados contextos de gestión de riesgos, y especialmente para la determinación de las medidas que han de adoptarse, quizás resulte apropiado tomar en cuenta otros factores (por ej., costos económicos, beneficios, viabilidad técnica y preferencias sociales). Estas consideraciones habrán de explicitarse y no deberán ser arbitrarias.
Principio 3: Las decisiones y prácticas de gestión de riesgos deben ser transparentes.
La gestión de riesgos debe incluir la identificación y documentación sistemática de todos los elementos del proceso y en particular de la adopción de decisiones, a fin de que su fundamento resulte transparente para todas las partes interesadas.
Principio 4: La determinación de la política de evaluación de riesgos debe constituir un componente específico de la gestión de riesgos.
La política de gestión de riesgos establece las directrices para los juicios de valor y elecciones normativas que podría ser necesario aplicar en determinadas fases decisorias del proceso de evaluación de riesgos; es preferible que se determine previamente a la evaluación de riesgos, en colaboración con los asesores de riesgos.
Principio 5: La gestión de riesgos debe garantizar la integridad científica del proceso de evaluación de riesgos manteniendo la separación funcional entre la gestión y la evaluación de los riesgos.
La separación funcional entre gestión y evaluación de los riesgos permite garantizar la integridad científica del proceso de evaluación de riesgos y reduce los eventuales conflictos de intereses entre evaluación de riesgos y gestión de riesgos. Sin embargo, se reconoce que el análisis de riesgos es un proceso iterativo y que la interacción entre los gestores y evaluadores del riesgo es esencial para su aplicación práctica.
Principio 6: Las decisiones sobre gestión de riesgos deben tomar en cuenta el margen de incertidumbre del resultado de la evaluación de riesgos.
Siempre que sea posible, el cálculo del riesgo deberá incluir una expresión numérica de la incertidumbre que se transmitirá a los gestores del riesgo en una forma fácilmente comprensible, a fin de que en la adopción de decisiones se puedan tomar en cuenta todas las consecuencias de dicho margen de incertidumbre. Por ejemplo, si la estimación del riesgo es sumamente incierta se podría adoptar una decisión más prudente con respecto a su gestión.
Principio 7: La gestión del riesgo debe comprender una comunicación clara e interactiva con los consumidores y otras partes interesadas en todos los aspectos del proceso.
La continua comunicación entre todas las partes interesadas es parte integrante del proceso de gestión de riesgos. La comunicación del riesgo no se limita a la divulgación de información; una de sus funciones principales es el proceso mediante el cual se incorporan a la decisión la información y las opiniones esenciales para una gestión de riesgos eficaz.
Principio 8: La gestión de riesgos debe ser un proceso continuo, que toma en cuenta todos los datos que se van generando en la evaluación y el examen de las decisiones adoptadas.
Una vez que una decisión de gestión de riesgos se ha puesto en práctica, deberá ser objeto de evaluaciones periódicas a fin de determinar su eficacia para alcanzar sus objetivos de inocuidad alimentaria. Para que este examen sea eficaz probablemente se hará necesario recurrir al seguimiento y a otras actividades pertinentes.

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